La ciudad de Cusco es la traducción de la cosmología del Pueblo Inca. Es el legítimo Imperio del Sol, el “ombligo del mundo”, como se le llama. Tierra de tradiciones milenarias mantenidas y perpetuadas de generación en generación. Es un portal de entrada al mundo místico. Este hecho es de extrema relevancia para este blog que tratará de asuntos ligados a la espiritualidad, las creencias milenarias y rituales de curación atribuídos a la planta de nombre San Pedro.
Desafortunadamente, en el mundo actual, lo espiritual ha sido incluido en una comercialización banal, un intento absurdo de transformar lo sagrado en profano, y lo religioso en medios lucrativos. Las ceremonias andinas son “copiadas” en todo el mundo, de forma grosera e inconsecuente, por personas que no poseen el don de administrarlas por no pertenecer a la cultura indígena que las originó.
Así, Perú, y principalmente la ciudad de Cusco, surge como el lugar más confiable y seguro para encontrar a los pueblos originarios y sus rituales legendarios, guiados por chamanes, que utilizan las plantas sagradas con el único objetivo de mejorar el equilibrio mental, emocional y físico de sus “pacientes”. Paciente es el nombre que se atribuye a las personas de todas partes del mundo que vienen en busca de esta medicina natural, de raíz indígena, que ayuda a limpiar el alma, curar traumas y renovar energías.
Significado
San Pedro es el nombre dado a un cactus que puede alcanzar más de dos metros de altura, teniendo la mescalina como su principio activo. Esta, a su vez, tendría el don de colocar al “paciente” en el más maravilloso trance o éxtasis, conectándose con el ambiente y lo divino.
La planta de este cacto también es conocida por otros nombres como: huachuma, achuma, agua colla, cardo, huando hermoso, gigantón, San Pedrito y San Pedrillo. En quechua se llama Wachuma.
Se le atribuye al cacto el don de abrir las puertas del Cielo. De ahí recibe el nombre del apóstol San Pedro, a quien Jesús dijo: “Te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que atares en la Tierra será atado en los cielos…” (Mateo 16:19).
La misma conexión se establece entre San Pedro y los chamanes, que de la misma forma, recibirían las llaves que abren las puertas del mundo invisible, fuente de sus poderes mágicos, adivinatorios y terapéuticos. San Pedro posee el símbolo del curanderismo, pues siempre está en armonía con los poderes de los animales, de seres fuertes y de seres sobrenaturales.
¿Qué es?
San Pedro es una especie de cacto que, cuando se ingiere de la manera correcta, al igual que la Ayahuasca, provoca efectos espirituales y tiene el don de poner al “paciente” en contacto con su yo interior. Es una de las plantas más antiguas de América del Sur. La prueba más antigua se remonta al año 1200 a.C. En la imagen, una mujer con cara de búho, posiblemente una chamana, aparece sosteniendo un cacto de San Pedro.
¿Para qué sirve?
Conocida localmente como Wachuma, es una planta mística andina, capaz de establecer la conexión entre el mundo material y el espiritual, en el cual un espíritu asciende en una ceremonia, administrada por sacerdotes andinos, conocidos como Paqos.
El uso actual de San Pedro se concentra en las regiones costeras de Perú y en los Andes de Perú y Bolivia, y ha recibido una fuerte influencia cristiana. Se aplica para curar enfermedades, incluyendo el alcoholismo y problemas mentales, para adivinaciones, pociones amorosas, para combatir la hechicería, purificación, etc.
Ha sido utilizado durante siglos por los indígenas de Perú y Ecuador. Es conocido por los chamanes por estar siempre en armonía con los poderes de los animales, de seres y personajes fuertes, de seres sobrenaturales, principalmente el Jaguar.
Sus componentes y rituales de preparación
Wachuma (San Pedro) es una ceremonia antigua de origen andino conducida por maestros chamanes de comunidades nativas de la costa, las tierras altas y la selva de Perú. Las prácticas son confiables, seguras y auténticas. Los chamanes distinguen cuatro tipos de cactus a partir de sus costillas. Los más raros son aquellos que tienen cuatro troncos y son considerados los más potentes, pues poseen poderes sobrenaturales especiales, siendo que las cuatro costillas representan los cuatro vientos, los cuatro caminos.
Wachuma es un cacto científicamente conocido como Trichocereus. Hay diversas variedades de este cacto, pero dos de ellas son frecuentemente utilizadas en la preparación de las Bebidas Sagradas: Trichocereus pachanoi y Trichocereus peruvianus.
Efectos
Los síntomas que se presentan durante la ceremonia varían de persona a persona, pero en general, se puede experimentar somnolencia o algo parecido a la embriaguez, aunque no se pierde el pleno estado de conciencia; por el contrario, todo se vuelve más claro.
La experiencia
Al inicio del ritual, el chamán responsable hace oraciones en las que pide permiso a la planta e invoca a los protectores de la Tierra. El proceso continúa con cantos y silbidos que ayudan a mantener la concentración. La ceremonia tiene como objetivo llevarte a una exploración transformadora de tu yo interior, a una conexión con el mundo natural y con tu propia conciencia. Esta experiencia única está destinada a ofrecer una visión profunda, una autodescubrimiento y un nuevo sentido de claridad.
Es un proceso espiritual que exige plena conciencia, haciendo uso de plantas sagradas que causan efectos momentáneos y que merecen ser consagradas con calma, respeto y con el único objetivo de cura. La ceremonia es conducida por guías chamánicos experimentados, conocidos como Paqo, el “padre andino». Él será el responsable de la supervisión y conducción de toda la ceremonia, guiando al “paciente” para que la experiencia espiritual sea segura, y a través de ella se encuentren respuestas a las preguntas que perturban el espíritu.
San Pedro no es un negocio y no sirve para todos
El ritual de San Pedro, al igual que la ceremonia de Ayahuasca, exige responsabilidad por parte de cada participante. Aunque son sagradas, estas plantas no son para todos: están prohibidas para quienes tienen predisposición a la psicosis; sin embargo, para muchas personas, son una herramienta que, si se usa correctamente, puede alcanzar resultados extraordinarios en la cura del alma.
El ritual que involucra el consumo de San Pedro no forma parte de una atracción turística, ni el insumo debe considerarse un negocio. San Pedro no es una droga recreativa. No es algo para drogarse y disfrutar del momento o una pastilla mágica que resolverá tus problemas.
Los chamanes y las comunidades amazónicas tienen en el consumo de San Pedro la buena intención de ayudar al paciente a través de un ritual sagrado de cura. Cualquier otra finalidad de uso se considera un insulto a la cultura indígena.
La orientación, entonces, es siempre hacia que busques medios seguros y serios para poder disfrutar de la consagración de San Pedro en Cusco. Este antiguo ritual debe ser guiado por un chamán, un maestro nativo de la Amazonía, con muchos años de experiencia en la preparación de esta bebida y en la dirección del ritual, una experiencia transmitida de generación en generación, dentro de las propias comunidades indígenas de la Amazonía. Solo un maestro amazónico nativo puede realizar este tipo de ritual con seguridad.
¿Qué esperar?
Este antiguo ritual andino involucra el consumo del cacto sagrado San Pedro, conocido por sus poderosas propiedades visionarias, curativas y de orientación.
Actualmente, San Pedro es empleado para curar enfermedades, incluyendo el alcoholismo y la locura, para la adivinación, para romances, para combatir cualquier tipo de hechicería y para asegurar el éxito en los negocios.
Su utilización en el pasado
Durante la era Inca, la ciudad de Cusco, Machu Picchu y el Valle Sagrado de los Incas eran el centro ceremonial y espiritual de todo el Imperio, por lo que la medicina sagrada de Wachuma era una de las principales utilizadas.
La evidencia más clara de su uso en el pasado se encuentra en la cultura Chavín, que se estableció en el norte de Perú hace aproximadamente 3,500 años. Aunque se cree que su uso remonta a muchos siglos antes de la formación de Chavín, continuó siendo utilizada a lo largo de la historia y hasta hoy por las culturas Mochica, Chimu, Nasca, Tiahuanaco, Wari, Inca, etc.
“Cuando los españoles llegaron a Perú, se usaba mucho San Pedro”. Un texto eclesiástico decía que los chamanes tomaban la bebida, y como era muy fuerte, después de su ingestión, perdían el juicio y quedaban privados de los sentidos, teniendo visiones en las que aparecía solamente la imagen del diablo.
Los incas realizaban estos rituales para conectarse con sus dioses espirituales, utilizando técnicas andinas tradicionales. Los reyes incas místicos más fieles, como Wiracocha, Pachacutec y Huayna Capac, eran muy devotos, hacían sus ofrendas y ceremonias andinas en agradecimiento, y también obtenían consejos sabios para gobernar su imperio.
Las diferencias entre Ayahuasca y San Pedro
- Ayahuasca es la planta maestra de la Amazonía, una bebida obtenida de la unión de dos plantas.
- San Pedro (Wachuma en quechua) es la planta maestra de los Andes, que deriva de una sola planta, un cacto.
- Ambas tienen efectos psicoactivos y están relacionadas con la conexión espiritual, pero las reacciones causadas son ligeramente diferentes.
- Ayahuasca es la planta mágica de la selva que proporciona curación y autoconocimiento.
- San Pedro es conocido como el guía, la planta masculina de los Andes, que amplía la conciencia a proporciones macrocósmicas.
- El DMT está presente en la medicina de la planta Ayahuasca.
- La mescalina está presente en la medicina de la planta San Pedro.
- La Ayahuasca es frecuentemente experimentada y asociada a la energía de una abuela.
- San Pedro es una energía masculina; de hecho, muchos chamanes la comparan con la energía de un padre o abuelo.
Algunos curanderos creen que, antes de realizar una ceremonia con el uso de la Ayahuasca, es mejor llevar a cabo una ceremonia con San Pedro porque los dos medicamentos están integrados al chamanismo de la cultura peruana. San Pedro trae luz y ayuda a lidiar con la ceremonia de la Ayahuasca, iluminando las sombras y dando más apoyo, haciendo que la experiencia del medicamento sea más esclarecedora, precisamente porque San Pedro es luz.
Lo que las dos ceremonias tienen en común es el hecho de que poseen el don de despertar nuestro curador interior. La Ayahuasca te ayudará a identificar lo que necesitas cambiar, y el San Pedro te ayudará a comenzar a trabajar en ese sentido.
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